Número 10 (1950)

Mark Rothko nació en Rusia y se fue a los Estados Unidos en el año 1913, siendo todavía un niño. Considerado uno de los grandes representantes del expresionismo abstracto, inicialmente recibió influencias del surrealismo, pero a partir de 1947 comenzó un estilo propio, más maduro y distintivo. La magnitud de sus cuadros,   generalmente de gran formato, se relacionan con el objetivo de Rothko: “envolver” al espectador, abrir un espacio para su imaginación. Sus cuadros están dispuestos verticalmente, representando grandes áreas de color, a menudo con capas ligeras de pintura de distintos tonos, dispuestas paralelamente. Los bordes de estas formas están ligeramente difuminados, dando la sensación de estar suspendidos y flotando en el lienzo.

Rothko rechazaba las connotaciones religiosas que algunos críticos creían percibir en sus pinturas, diciendo que su obra tenía un significado esencialmente emocional más que místico. Sus últimas pinturas tienden a presentar colores más oscuros que los utilizados inicialmente, tal vez como un reflejo de un estado depresivo que terminaría por llevarlo al suicidio.