Autómata (1927)

Edward Hopper fue un destacado artista estadounidense cuyos temas expresan problemáticas íntimas de la civilización moderna: es el pintor de la deshumanización del paisaje urbano y de la incomunicación. Su obra alude a las grandes ciudades, la urbanización del campo, la expansión industrial o los excesos de la arquitectura norteamericana, y refleja como ninguna la vida americana del siglo XX, el paisaje, la luz y las gentes de la ciudad. Su pintura es realista y transmite una desesperada sensibilidad ante la desolación del mundo, especialmente presente en las grandes y frías urbes.

En “Autómata”, la soledad  de la mujer en el café se manifiesta de manera nítida y un sentimiento de fragilidad emana de su piel color marfil. El vacío que rodea a la muchacha se acrecienta gracias al inmenso cristal, pantalla que sólo devuelve la oscuridad nocturna. Hopper la presenta en una eterna soledad pues podemos suponer que la silla que aparece en primer plano permanecerá vacía. Esta pintura, así como casi todas las de Hopper, se caracteriza por representar el aislamiento, la soledad y la melancolía del ser humano en la sociedad contemporánea.