Los embajadores (1533)

Hijo de Hans Holbein el viejo, Holbein el joven es un gran retratista del renacimiento. “Los embajadores” es un retrato doble realizado para inmortalizar la visita del eclesiástico Georges de Selves a Jean de Dinteville, embajador de Francia en Londres, ambos jóvenes y connotados diplomáticos. De Selve, obispo y embajador en Venecia, intentaba conciliar a católicos y protestantes. Por su parte, Dinteville era el representante del rey Francisco I de Francia en importantes misiones.

En esta obra, Holbein inserta en el primer plano del cuadro una calavera en diagonal deformada mediante la “anamorfosis”, es decir, una imagen distorsionada a simple vista, pero que muestra sus verdaderas proporciones si se observa desde una perspectiva precisa o reflejada en un espejo curvo. Algunos han interpretado la presencia de la calavera como símbolo de la brevedad de la vida. Otros piensan que alude más bien a la vanidad, dada las múltiples actividades de los protagonistas y a los elementos de naturaleza muerta, tales como instrumentos científicos y musicales.